Frustración es la palabra que mejor define nuestro paso por el primer Rallysprint de Campanario. Sobre todo cuando hacemos dos de los tres tramos y no conseguimos acabar ninguno completamente. Problemas mecánicos nos apartaron de la posiblidad de terminar la primera prueba organizada por el joven Automóvil Club de Campanario.
Las sensaciones nada más salir de casa eran un poco extrañas a las de otros rallyes. El formato de rallysprint hace que verifiques la misma mañana de la prueba, lo que permite dar una vuelta por el tramo y comprobar si hay cambios sustanciales dignos de meterlos en el cuaderno de notas. Por otro lado, una corta lista de inscritos con 16 equipos y nuestro dorsal, el 4. Sensaciones extrañas.
Salimos a la primera pasada como siempre. A soltar los nervios y a coger el ritmo lo antes posible, pero sin prisas. Aunque con tan pocos kilómetros cronometrados no puedes dormirte en los laureles porque vienen los hachazos irrecuperables. Así que allá vamos: rasantes ciegos, curvas rápidas, cambio de asfalto, botes, puentes, sucias, espantadas del culo en una derecha en quinta a fondo. Vamos disfrutando cada vez más hasta que en el km. 5 el coche deja de empujar. Vamos, que no acelera nada, hasta que se para. Así que pie a tierra y ver qué pasa. Yo empiezo a tocar por ahí, pero nada de nada. Hasta que Sebas ve una mancha de gasolina justo al lado del depósito y descubrimos que un manguito no está conectado. Quizá los botes o alguna piedra han podido ser los culpables. Lo arreglamos y llegamos al final con cinco minutos de retraso, lo que supone despedirse de hacer algo en la clasificación. Bajón total.
Hay trabajo en la asistencia. Hay que fijar bien el manguito que se descolgó. Candi Casero hizo de nuevo un trabajo excepcional y logró quedarlo perfecto. Mientras tanto, yo descubro las dos bombas de gasolina. Desconecto la primera (que empezó a fallar) para que marque el display que marca la marcha que engranas y ya que estoy reviso las conexiones de la segunda que es la que va a funcionar ahora. Sebas no para de suministrarnos herramientas no conseguimos terminarlo en los rigurosos 20 minutos de asistencia. Penalizamos 2 minutos, pero con lo que ya arrastrábamos, no importa mucho, la verdad.
La Ley de Murphy. Todo puede ir a peor
Salimos a la segunda pasada por el tramo de la ermita de Piedraescrita con el objetivo de disfrutar y no arriesgar más de la cuenta. Todo está más que perdido. En un primer parcial que teníamos a mitad de tramo clavamos el mismo tiempo de antes. Comparándolo con el de otros equipos no parecía ser malo. Pero a un kilómetro de la llegada, en una fuerte frenada en un puente con muchos botes, prácticamente ondulado el asfalto... 4ª, 3ª y crash!! Esas sensaciones son conocidas. Enseguida me doy cuenta de que hemos roto el palier. Otra vez la misma sensación de vacío que antes. Nos hubiera haber acabado algún tramo para luchar deportivamente hablando con los clio sport de los Quinito y de Alberto. Es lo que hay. La decepción del momento y a pasar página.
Dar la enhorabuena al ACC. Tenían muy bien montada la prueba, con grandes detalles con los pilotos, con los espectadores o en la seguridad. Ojalá esto sea el inicio de la historia de una gran Escudería. Mejor no podíais empezar. Una pena la corta participación e indignación por no recibir el apoyo de los equipos extremeños habituales y/o a la FEXA por elegir pruebas puntuables para el campeonato, en este caso el Rallye de Pozoblanco, de manera tan precipitada.
Enhorabuena también a los ganadores Barragán - Fran Colchón y a todos los que terminaron. También a los hermanos Quinito por ese pódium y a Alberto Hernández - Manuel Pedraz por su cuarto puesto; gran rallye. Nos alegramos mucho también por Paquito Montes y Dani Canelo, que llevan el 106 como un mísil. También a Diego - Melodi y a todos los que acabaron. Y gracias a la afición, familia y amigos que tuvieron que soportar el sofocante calor con temperaturas próximas a los 40 grados.
Nos vemos en Villafranca...
Fotos: Alfredo Alcón
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